Entre broma y broma la verdad asoma.

Hablas con él como habitualmente sueles haces, aparentas normalidad, nada fuera de lo normal pero en el fondo sabes que algo a cambiado.
No se lo dices a nadie, probablemente porque ni tu misma sabes lo que está pasando aunque en realidad una pequeña parte de tu cabeza no deja de pensar en esa persona de una forma diferente a como lo hacías antes.
Intentas sacarte esa idea de la cabeza: "No puede ser", "Será momentáneo", "Ya se me pasara...", "Lo típico", "Sólo somos amigos"....y mil escusas más que te pones a ti misma, pero con el tiempo piensas y te acabas dando cuenta que haber roto ese silencio podría haber ocasionado dos cosas:
1) Que salga bien y ganar el amor de tu vida.
2) Que salga mal y perder la amistad acabando como dos auténticos desconocidos.
Arriesgado SÍ... pero el que no arriesga no gana.